viernes, 1 de agosto de 2008



"Soy mi sueño"
Edicions de Ponent dentro de la Col.lecció Mercat, 2008.
Texto: Felipe Hernández Cava
Dibujos: Pablo Auladell
Prologo: Rafa Burgos

"El tiempo ahora no existe. Pasado, presente y futuro hace rato que se entrelazaron".
Solaya, la vieja curandera de "Soy mi sueño".

En "El Aleph" José Luis Borges hablaba de un único punto en el universo dentro del cual estarían incluidos todos los demás. Leer "Soy mi sueño" fue como mirar a través de la cerradura de una puerta que da acceso a una personalísima variante de este Aleph. Con excepcional claridad, todos los tiempos y todos los lugares que viven los personajes de este libro se hayan recogidos en un solo instante y en un solo lugar; el profundo e indeterminado "sueño" del piloto militar protagonista (Erich Hafner).. Sueño, a su vez, de supervivencia y crecimiento, de victoria de la vida sobre la muerte y, paradójicamente, de victoria de la muerte sobre la vida. Pero al mismo tiempo aquí se encuentra la excusa perfecta para hablar de otros "sueños/pesadilla" más terrenales como el que asoló con diferentes guerras a la Europa de la primera mitad del siglo XX o al sueño enloquecido que conlleva inevitablemente cualquier autoritarismo.
La historia se construye sobre las espaldas de diversos personajes de fuerte personalidad, pero no puedo evitar reconocer, por muchos motivos, mi absoluta debilidad por Solaya, la curandera. Es curiosa la perfecta compenetración espiritual de Erich y Solaya. Él es aviador, su vida cobra sentido en el cielo, mientras que Solaya es prácticamente una extensión de la tierra, de donde saca los elementos que cualquier chamán necesita para sanar. En diversas culturas, especialmente en la china, lo masculino está representado por el cielo mientras que la tierra representa lo femenino, la vida. Tanto una como otro se necesitan para existir, hasta el punto de habitar en el interior del antagonista.Por supuesto, se trata, ésta, de una visión muy particular mía.
"Soy mi sueño" es un libro (de cómic) magistralmente escrito y magistralmente dibujado, donde la complejidad de la narración no está reñida con las emociones mas humanas. El guión es un prodigio de construcción que muestra que puede haber coherencia tras el caos. Por otro lado el diseño de los personajes, la recreación ambiental, el uso puntual del "collage" o el tono gris de las imágenes comprenden perfectamente las necesidades de la historia y las convierte en inseparables.
También son de resaltar la cuidada edición y el inteligente prólogo de Rafa Burgos.

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